REACTIVANDO esa LUZ
renace desde el enésimo intento de ponerse a dieta muuuy seriamente tras superar el peso máximo conseguido en la vida: 88 kilates de puro plomo cuya sensación térmica sobrepasa el "ozzú qué caló".
Día tras día me levanto con los
"de hoy no pasa"
"en este cuerpo no pueo viví"
"va panzón que tienes, maja"
... pero por mi desgracia el día acaba naufragando y sofocando todas las ideas de la mañana, se pochan, las aniquilo, torturo y mueren. ¡Qué vida más corta!
Pero nunca pierdo la ilusión de poder conseguirlo algún día, en eso tengo todo un arte y no hay que subestimar el arte.